Una vez tuve un sueño
Soñé con un mundo en el que todos podían ser lo que quisieran, hacer aquello que más satisfacción les provocara, que no existiera más impedimento que el deseo...
Hoy, a mis cuarenta y dos años recién cumplidos, y a pesar de que la vida golpeó con toda la crudeza de la realidad, todavía no he despertado de las utopías de juventud. Si no puedo vivir en un mundo feliz, me lo inventaré: haré que otros, como un dios todopoderoso de infinita bondad, sean felices... al menos en mi pensamiento.
Y me puse a escribir. Ahora que tengo en mi haber más de setenta relatos cortos y dos novelas, descubro por qué Dios es "omniausente" e imperfecto.
Hoy, a mis cuarenta y dos años recién cumplidos, y a pesar de que la vida golpeó con toda la crudeza de la realidad, todavía no he despertado de las utopías de juventud. Si no puedo vivir en un mundo feliz, me lo inventaré: haré que otros, como un dios todopoderoso de infinita bondad, sean felices... al menos en mi pensamiento.
Y me puse a escribir. Ahora que tengo en mi haber más de setenta relatos cortos y dos novelas, descubro por qué Dios es "omniausente" e imperfecto.
miércoles, 21 de abril de 2010
VELOCIDAD (Un cuento de 710 palabras, escrito por una niña de 12 años)
No sé bien cómo he llegado hasta aquí. Todos mis recuerdos están borrosos. Estoy en una sala circular. A un lado se ven nubes, y al otro, fuego. Hay dos seres, también. Un hombre gigante con una gran barba blanca, y otro de piel roja, con cuernos de toro, patas de cabra y una larga cola terminada en punta de flecha. Dios y Satanás.
—Dime, si no es molestia, por qué estás aquí, Daniel—dice Dios.
¿Cómo sabe mi nombre? El demonio se acomoda junto al fuego, dispuesto a escuchar. ¡Ay, madre! Yo nunca había creído ni en el cielo ni en el infierno, pero no hay tiempo para lamentarse. Los dioses esperan que les cuente la historia.
—Bueno…yo—trago saliva—Yo era un macarra. Me gustaba mucho montar en moto, y chulearme. En casa era un vago, y no estudiaba ni trabajaba. Incluso a veces robaba—el demonio mira a Dios, con una sonrisa—. También fumaba, bebía alcohol y hacía pellas.
Noto que por un momento, ninguno de los dos me hace caso, así que me callo, avergonzado. Ahora me arrepiento de haber sido tan mala persona, tan egoísta, tan vago… Pero mi arrepentimiento vale bien poco en este momento. Tengo miedo.
—¿Qué crees que se merece?—pregunta Satanás a Dios.
—Ir contigo, de momento—Dios me mira—. Continúa, chico.
Me sorprende que se traten con tanta familiaridad.
Me estremezco. A la izquierda, donde el fuego arde sin parar, unos diablos cotillean; y a la derecha, donde las nubes acolchan el cielo, algunos ángeles se asoman curiosos. Reconozco caras en ambos lados. Mi abuelo José, en el infierno. Él también era un macarra de joven. Mi abuela Maribel, en el cielo. Ella ya nació siendo un ángel.
—Bueno. Un día me fui con mi moto, porque unos colegas me habían llamado. Queríamos pegar a un chaval. De pronto, un coche salió de una calle en dirección contraria, y me atropelló. Después solo recuerdo un hospital, una enfermera gorda, y que la tierra me tragaba—terminé bruscamente.
Oí risas en el infierno.
—Parece arrepentido—observó Dios con indulgencia.
—Pero ha pecado demasiadas veces. No vale arrepentirse y rogar cuando ves el final cerca—replica Satanás.
—Tienes razón —suspiró Dios—. No sé qué les pasa a los hombres de esta familia. Llévatelo.
Me dan ganas de ponerme a suplicar de rodillas, pero me quedo quieto, paralizado de terror. No quiero ir al infierno, yo quiero estar con mi abuela y con los demás ángeles. Pero no puedo.
—Bueno, chavalín. Tú te vienes conmigo.
Satanás me coge del brazo. Su contacto me abrasa.
El suelo se abre, mostrando una imagen horrenda, imposible de describir. Entonces caemos. Noto el viento en la cara, que apenas me deja respirar, y mi ropa, toda rota, ondeando en torno a mí. Si no fuera porque el demonio me estaba llevando al infierno, sería una sensación incluso agradable. Ya sé a lo que me recuerda esto: es como ir en moto a toda leche sin el casco puesto, como sacar la cabeza por la ventanilla de un coche en marcha, como bajar en la montaña rusa.
De pronto la sensación ya no es tan agradable. El viento me quema la cara, y la ropa ha quedado tan calentada que arde. Paramos. Satanás me suelta y se sienta sobre su trono de fuego. Miro mi brazo preocupado. Me duele. Me ha dejado la marca de su mano.
—Me caes bien, Daniel. Desde ahora tú harás mi trabajo.
Chasquea los dedos, entonces me duele la cabeza, y no siento nada de la cintura para abajo. ¿Qué me está pasando? Me miro: tengo patas de cabra, y una cola terminada en punta de flecha. La marca que tenía en el brazo ahora no se nota, porque mi piel es de color rojo. Me palpo la cabeza y encuentro unos cuernos de toro. Ahora soy yo Satanás, aunque no comprendo la razón. ¿Le he caído bien al demonio, al Señor del infierno? Le veo, pero ya no es rojo ni tiene cuernos ni patas de cabra. Está… ¿Haciendo las maletas?
—¡Me voy a vivir otra vida, chico!—exclama satisfecho.
Increíble, ahora soy el diablo. Todos se inclinarán ante mí. Podéis llamarme Lucifer, si os da la gana.
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15 opinaron que...:
Qué puedo decir de mi hija... Creo que promete mucho.
Claro que promete tu hija. Ideas concretas y una trama bien desarrollada.
Felicidades a ambos.
Caramba, es buena, muy buena.
Un abrazo.
Caramba, una jovencisima promesa!
Sabe narrar y resolver el relato. Enhorabuena!
Bisous
Hola, niña,a vos te dejo el comenterio:sos un ser de luz,inteligente,y escribis mas que bien!
un beso y otro abrazos y gracias
gracias gracias
lidia-la escriba
me gusta porque se lee fàcil,atrae la atenciòn del lector y sobre todo por la originalidad e imaginaciòn.yo pienso que el èxito de los escritores està màs en lo que cuentan que en còmo lo hacen o el estilo.besos y no lo dejes.en la vida hay que hacer cosas contructivas y escribir o leer lo son.
Enhorabuena ¿Elena? Así se llama también mi nieta.
Tienes cerca a un buen maestro y se te nota.
Me ha parecido muy corto. Buena señal. Nos podrías regalar un poco más de tu talento con una segunda parte. Imagino que se encontraría con su abuelo...
Un beso para ti y un abrazo para el suertudo de tu padre.
P.D. Ruego que se sustituya en el paréntesis del título, la palabra "niña" por "Señorita".
Felicidades Elena un cuento muy atractivo.
Un besazo artista
Hola, perdón por escribirte por este medio, somos una red de librerías de usados www.buscaslibros.com y estamos recopilando información sobre blogs literarios para publicarlos en nuestra página. Ya hemos registrado tu blog para compartirlo con nuestros usuarios dentro de poco. Saludos y si buscas libros agotados, raros, etc, te esperamos por allá!
En nombre de Elena, muchas gracias por vuestros comentarios. Creo que he sabido inculcar un gusto literario, que va más allá de la lectura; vosotros habéis reforzado una vocación.
Sabréis más de nosotros en el futuro.
EXCELENTE historia, me encanto que imaginación tiene esa niña=)
Con esa brillante imaginacion seguro que supera al padre, promete mucho, tiene algo especial.
Si me lo permites te enlazo para seguirte.
Primavera
Ponte cómoda, Primavera, estás en tu casa.
Tienes una hija con mucho talento. ¡Felicidades!
También paso a darte las gracias por dejar tu comentario en mi blog, que curiosamente se llama casi igual. Cuandro estrené mi blog en Julio ya había muchos con el mismo nombre, por eso añadí el año....Curioso que nos encontremos en un momento tan "peculiar para mi", pero solo estaré una pequeña temporada ausente. en cuanto me sienta con fuerzas volveré. Como entre nosotros no hay competencia voy a poner el enlace de tu blog en mi lista de blogs que sigo... Espero que volvamos a vernos pronto.
Enhorabuena por tu blog.
Un saludo.
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